Facultad de Arquitectura y Urbanismo
de la Universidad de Chile

No
Rebeca Silva
Universidad de Chile
Facultad de Arquitectura y Urbanismo
Es imperioso gritar NO a los casos de violación a los derechos humanos en cualquiera de sus formas. No estamos en guerra, estamos siendo torturados y asesinados. Los que nos manifestamos en contra de las injusticias acumuladas y sostenidas en nuestro país hoy alzamos la voz.

Como académica de la Universidad de Chile y Senadora Universitaria, manifiesto mi absoluto rechazo al estado de excepción en que estamos hace una semana. La universidad pública, que se debe al proyecto país y a la sociedad, debe exigir el cese inmediato de la represión y la violencia por parte de las fuerzas armadas y carabineros frente a las demandas por el derecho a una vida más digna. Nuestras ciudades deben avanzar en la construcción de territorios más inclusivos, que reconozcan los distintos cuerpos y sus formas distintas y complejas de habitar cada realidad. No podemos callar frente a la injusticia y el abuso. Es imperioso  gritar NO a los casos de violación a los derechos humanos en cualquiera de sus formas. No estamos en guerra, estamos siendo torturados y asesinados. Los que nos manifestamos en contra de las injusticias acumuladas y sostenidas en nuestro país hoy alzamos la voz.  Hasta que la vida valga la pena resistiremos denunciando las injusticias, las carencias y distintas formas de exclusión de la que son víctimas miles de compañeras y compañeros en la forma de vivir sus diversidades. Entendemos que todos somos diversos y que las formas de habitar no pueden tener jerarquías de privilegio si no que debe permitir nuestra expansibilidad vital. La Universidad es el espacio para ser desobedientes y cambiar las reglas, para abrir los sentidos para reconocer a esos otros y otras que están fuera de este sistema La Universidad debe ser este espacio para aportar críticamente desde nuestro quehacer a la discusión de los derechos esenciales que debemos alcanzar.

Resistir, porque es urgente creer que otro mundo es posible y debemos encauzar nuestro quehacer, que es político,  para aportar con reflexiones, análisis y propuestas para el diseño de esta nueva ciudad. Estamos preparados para proponer y apoyar las nuevas políticas que sostendrán esta revolución democrática, que ha llegado para quedarse, apelando a otras dinámicas que replanteen esos derechos esenciales que hemos perdido, han sido borrados o invisibilizados.

El desafío es gigante pero nuestros saberes académicos y humanos están a disposición para aportar a una ciudad más inclusiva porque no excluye, más solidaria porque es co-construida, más justa porque está repartida equitativamente y más humana porque releva la dignidad como un derrotero válido y posible… Nuestra Universidad no está en guerra. En esto momentos más que nunca debemos estar al servicio de toda comunidad.